Ángel Bravo debutó en Las Grandes Ligas el 6 de junio de 1969 con los Medias Blancas de Chicago. Esto luego de luchar e insistir durante varios años en Ligas Menores.
"Me había olvidado de las Grandes Ligas, porque pensé que nunca me iban a dar el chance. Un día me llamó el manager del Tucson y me dijo:
"Me había olvidado de las Grandes Ligas, porque pensé que nunca me iban a dar el chance. Un día me llamó el manager del Tucson y me dijo:
-Esta noche, un pelotero de aquí se va para las Grandes Ligas.
Pensé que podía ser José Ortiz u Oswaldo Blanco… Después del juego me llamó otra vez, … y me dijo:
-Lo que siento es que el mejor hombre que yo tengo con el bate se me va. Recoge tus cosas que te vas para Grandes Ligas… Demuéstrales que puedes batear…
Llegué a Nueva York… y Luis Aparicio me estaba esperando en el lobby del hotel. Me dijo:
-Subíte al cuarto, te cambiais de ropa y te pones traje y corbata porque aquí tienes que andar vestido así.
¿Corbata? Si nosotros… (en triple A) andamos con pantalones cortos y camisa.
Entonces Luis me dijo:
-Fíjate si alguna de mi ropa te sirve y te la quedas… salimos… Me compró seis trajes, seis combinaciones, seis pares de zapatos. Todo eso me lo regaló…".
El debut del zuliano se produjo durante una doble jornada ante los Yanquis en Nueva York. En el primer encuentro de la doble tanda, Bravo consiguió su primer hit en las Mayores:
"... En el primer juego fui el primer bate. A la primera bola que me tiró Stottlemyer le di un triple. Ese fue mi primer hit en las Mayores…".
Luego de ese primer encuentro, se produjo una ceremonia muy especial en el estadio de los Yanquis y de la cual el hábil bateador zurdo fue testigo en primera fila. Ese día el equipo neoyorquino retira el número 7 del legendario Mickey Mantle. Durante la ceremonia, Mantle recorrió el terreno de juego en un vehículo acondicionado para ello, y al pasar por donde estaba el criollo, Bravo le gritó que tenía dos hits para él en el segundo de la jornada. Y como era de esperarse, el venezolano respondió con dos indiscutibles en cuatro turnos durante el segundo juego de la doble tanda.
Luego de esa jornada, Bravo fue enviado a las Menores para asegurar el campeonato de bateo en Triple A, pero pocos días después estaba de vuelta en la Gran Carpa para completar su primera experiencia en la Mayores.
Aunque su primera campaña fue esperanzadora, los Medias Blancas tenían otros planes, y el 15 de diciembre de ese año 69 deciden cambiar al criollo a los Rojos de Cincinnati.
Para 1970 Bravo se incorpora a los Rojos y ese año se desempeño fundamentalmente como bateador emergente, exitoso por demás, ya que en un total de 42 turnos viniendo del banco, conectó 13 imparables para un sólido .310 de average. Además, el veloz jardinero tuvo la fortuna de poder asistir a la Serie Mundial ese año, en la que Cincinnati se enfrentó con los Orioles de Baltimore, y donde compartió clubhouse con David Concepción. Todo un logro para quien alguna vez, en su natal Santa Rita, confeccionaba guantes de lona para poder jugar con sus amigos, y que ahora se encontraba en una de las más vistosas vitrinas en el mejor béisbol del mundo.
Pero por esas cosas de la vida, y de manera inesperada, el criollo comenzó a tener problemas con el bate en 1971, por lo que los Rojos deciden cambiarlo a los Padres de San Diego, donde los problemas con el madero continuaron y con los californianos vestiría por última vez un uniforme de Grandes Ligas.
Pero no hay que olvidar que Bravo, siempre fue un gran bateador, habilidoso y veloz en las bases, tanto que hace recordar a otro grande como lo fue Víctor Davalillo, dejando su huella tanto en los terrenos de béisbol de los Estados Unidos como en los de Venezuela.
Nació: 4 de agosto de 1942, Santa Rita
Batea: Izquierda
Lanza: Izquierda
Estatura: 1,73 m.
Peso: 68 kg.
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Referencias.
CÁRDENAS LARES, Carlos (1994). Venezolanos en las Grandes Ligas. 2da. Edición. Caracas, Fondo Editorial Cárdenas Lares.
DIARIO LÍDER (2015). Huellas de los criollos en MLB: 1960 - 1970. Encartado. Archivo ÚN.